El antes y el después del adulto mayor rescatado de la indigencia |
Vehículo abandonado era utilizado por el adulto mayor para dormir |
Era un lunes por la mañana, cuando Vicente Gallardo salió a realizar actividades en el campo, sin imaginarse que desde aquel día su vida cambiaría para siempre.
Ya de regreso al lugar donde habitaba (la cabina de un carro abandonado), en la calle Las Orquídeas, barrio San José, en Piñas, lo esperaban técnicos del Ministerio de Inclusión Económica y Social, Dirección Distrital Piñas, para conversar con él, conocer su situación y sobre todo para mejorar su calidad de vida.
Una vez abordado por la psicóloga, y que voluntariamente aceptara ingresar al Centro Gerontológico Zaruma, de inmediato fue llevado al Hospital para conocer su estado de salud, entre otros trámites para agilitar su ingreso. Antes de partir, Vicente pasó a despedirse de las personas a quien considera sus amigos para que no se preocuparan por él, recogió algunas prendas de vestir, sus cuadros del Divino Niño y de la Virgen de Guadalupe para llevarlos consigo, pues aseguró que ellos lo acompañaban.
Vicente Gallardo, nacido un 5 de abril de 1932, en Gonzanamá, provincia de Loja, de estado civil soltero, nos comentó que vivió parte de su niñez y juventud en Piñas, luego de varios años regresó a la tierra que lo vio nacer, sin embargo, al morir sus padres y al encontrase solo, decidió retornar a la Orquídea de los Andes, y aunque no tenía un techo para vivir, agradecía que no le faltaba el alimento, pues vecinos y personas caritativas siempre le proporcionaban la comidita, lo que le permitió sobrevivir por más de un año.
Aquel lunes, 25 de enero de 2016, tal vez, será recordado por siempre por Vicente Gallardo, pues sin haberlo pensado siquiera, en horas de la tarde, se encontraba en un lugar diferente, muy acogedor, rodeado de adultos mayores que ansiosos preguntaban quien era él, y le daban la bienvenida.
El adulto mayor, fue recibido por personal del Centro Gerontológico de Zaruma, quienes de inmediato, lo atendieron, lo bañaron, le dieron ropa limpia, le indicaron cual sería su habitación y luego lo incorporaron a las actividades cotidianas del centro. Allí, con una sonrisa en su rostro don Vicente se presentó ante los adultos mayores residentes, quienes emocionados aplaudían al nuevo integrante.